domingo, 16 de junio de 2013

ACTIVIDAD NUMERO DOS...ENTRANDO EN LA PSICOTERAPIA...
Para poder comprender quien es el otro, cual su reclamo, pedido o dolor  habrá que empatizar. Ponerse en el lugar del otro nos permite "saber" de un modo que ningún libro nos puede entregar.
Este "saber" es la materia prima del quehacer terapéutico. Por una parte nos informa y por otra nos permite realizar esa tarea de la mentalización, es decir darle al otro ciertas claves para que pueda comprenderse a si mismo. La claridad trae disminución de la confusión y posibilidad de actuar y cambiar estados de disconfort.
En psicoterapia , el terapeuta tiene que entrenar la lectura del otro.
Esta lectura no es fácil, ya que cada persona es una configuración dinámica de estados fisiológicos de los cuales escasamente puede dar cuenta y que están íntimamente relacionados con el otro que tiene en frente, el modo que cree será aceptado y querido, las motivaciones presentes...en fin un sinnúmero de variables que han sido descritas por diversas corrientes.

El ejercicio que propongo es
DESCRIBIR EN UN PÁRRAFO UN MOMENTO FUGAZ DE CONTACTO CON UN PACIENTE.

De ejemplo, van dos.
1- El hombre de blue jeans y camiseta ajustada se sienta dejando que sus piernas se alarguen silla abajo y ocupen parte del espacio que nos separa. Sus brazos se abren  abrazando la silla  dando la impresión que él fuera mas voluminoso. Me mira de frente y sonríe desafiante. No se diría que hizo un intento de suicidio hace dos días. Es este contraste entre "soy dueño del mundo" y " no vale la pena vivir" que permite decir: -Puede que sea duro para ti haber fracasado en ese proyecto" -y entonces el hombre cambia su expresión facial, la congela,  hunde la cara en el cuello y la cubre con una mano que  toma la nariz y el entrecejo  para  llorar sin sollozo.

2- Delgada y de mirada apagada se sienta de lado en la punta del sillón  y sostiene sus brazos en sus piernas cerrándolos al sellar sus dedos en un apretón de manos propio y solitario. Me muestra el lado derecho de su hombro  y caderas, dejando el izquierdo  a salvo.Sus piernas están muy juntas y las rodillas apuntan hacia afuera en diagonal a las mías.
Habla sin respirar, como si dejara salir un llanto o mas bien un reclamo por el tono agudo que va tomando su voz.Es como si dijera"mira lo que pasa" "mira es grave" . Hay un hilo de asombro y de desencanto a la vez  sobre  una base de cansancio arrastrado. No pide ayuda, no alcanza a darse cuenta que podría hacerlo. Es el marido quien ha estado en tratamiento, ella ha sido invisibilizada.


1 comentario:


  1. Los padres de Benjamín están atrapados en una historia sin fin.
    Él de aspecto bonachón, con sobrepeso, rasurado al rape, voz ronca y una sonrisa permanente, pareciera un buen anfitrión con pisco sour en mano al borde de una parrilla, encargado de entretener a los comensales con las divertidas historias de su esposa y sus hijos mal criados. Ella, muy atractiva y serena, parece encogerse con cada anécdota, abrazándose sobre sí misma, triste y paralizada. "estoy cansada" dice, "ya no quiero ni hablar"
    No se miran, me siento en el medio de un ring.
    Tras un silencio demasiado largo, ella da rienda suelta a su tristeza y él muestra por fin, su desolación.

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